lunes, 5 de septiembre de 2011

Last Weekend



Nuestro último fin de semana en Sierra Leona comenzaba sin un plan; a veces son los mejores.
Sin embargo aquí es algo más complicado... José Luis empezó con su 17ª malaria (mal comienzo) y las necesidades de uso de los coches limitaban bastante las posibles excursiones.
Así pues el sabado por la mañana volvimos a nuestra maratón de pacientes y, aunque parezca repetitivo, de nuevo batimos records. Le estamos pillando el truco a los pequeñajos y a las patologías de aquí, y cada vez vemos más.
Agotados, pensamos en varias excursiones para después de la siesta. Sin embargo una fuerte lluvia volvió a estropeárnoslas. Tarde de ping-pong, charlas y risas.
Cena rica, peli, cama.

El domingo tampoco había nada planeado asi que el plan fue surgiendo. Por la mañana me desperté a la misma hora de toda la semana así que decidí acompañar a Juan (uno de los frailes)y Rafa a la misa que celebraban en una pequeña aldea. Como ya contamos las misas
aquí son un verdadero espectáculo de cantos e instrumentos africanos acompañados del ritmo de las palmas de los presentes.La pequeña capilla en Kamahera estaba a rebosar.
Volvimos a por Carlos y Marco y salimos de excursión hacia Weredala. Pero las cosas aquí siempre se complican y por falta de combustible no pudimos llegar. Así que tras un agradable paseo, comida, y a volver a intentarlo por la tarde.
Por la tarde todo fue bien, llegamos a Weredala y vimos su enorme mezquita. Parece increible encontrar una construcción tan enorme en un pueblo tan perdido. Coincidimos, además, con el imán que nos hizo un recorrido turístico por todos los recobecos de la mezquita.
Después caminamos hasta el río, seguidos ya por una tropilla de niños del pueblo y allí tomamos el barquito para cruzarlo. Vease medio tronco vaciado a modo de cascara de nuez y más o menos con la misma estabilidad.
Tras una marcha de unos 20 min cruzando un par de puentes "caseros" llegamos a Makehei, otro pequeño pueblo donde saludamos a todos los niños y aceptamos la invitación del Jefe a Agua de Coco. Unas fotos y a emprender el regreso.
Mientras el coche se abre paso a través del largo camino bacheado comentamos lo genial que ha sido la excursión.
Al llegar hacemos uso de nuestra nueva adquisición: una mesa que estaba sin usar y que se ha convertido en tablero improvisado de ping-pong.Ducha, cena con tortillas de patata y peli.

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