jueves, 8 de septiembre de 2011

Makeni




Miércoles de consulta. Seguimos consternados por el episodio de ayer, el de la niña que no llevaron al hospital. Continuamos discutiéndolo en el desayuno y en la comida. También el de la mujer que dice haber visto al diablo.
La mañana va pasando, cumplimos un nuevo record, vemos en la mañana casi tantos pacientes como estamos viendo en la mañana y en la tarde juntos, para podernos ganar el derecho a descansar después de comer y visitar Makeni, la ciudad más cercana a Kamabai, a unos 30 minutos en coche.

Makeni es un caos. Como cualquier ciudad (aquí, llamémosle ciudad a una aglomeración de casas, casi nunca de más de una planta de altura y calles más estrechas, afortunadamente asfaltadas en pocos casos). La gente se agolpa al borde de la carretera para vender, bien a modo de mercadillo, bien a modo de puesto móvil, cualquier cosa, del tipo textiles, camisetas de fútbol de imitación (la mejor una camiseta del Barça con la franjas verdes y amarillas), zapatillas, pan, yuca, patatas, batatas, huevos, verduras, bebidas no-refrigeradas, y todo tipo de cosas que pudieras encontrar en un rastrillo-mercado, pero con una gran limitación en la higiene y, ciertamente, en la calidad. El ruido de la ciudad no es atronador porque no hay tanto tráfico como para probocarlo, aunque las calles se colapsen por un camión atravesado o una motocicleta con un mal adelantamiento. La gente camina por el borde del asfalto sin existir, salvo frente a los locales de las tiendas, nada parecido a una acera. Cuando comienza a llover como si estuviera cayéndonos el cielo en la cabeza, nos metemos en el coche y emprendemos el camino de vuelta.

Durante el regreso, pasamos junto a la sede central de "Africa Minerals", una empresa china que explota las minas del país, llevándose materia prima en bruto (la extracción se procesa ya en China), sin que nadie sepa realmente la calidad ni el valor del material extraído. Varios pacientes en la clínica nos dijeron que trabajaban en "las minas de oro", así que podemos suponer que lo que extraen debe tratarse de metales preciados, diamantes y/o minerales para electrónica. En la puerta de las oficinas se agolpaba un gran grupo de gente esperando ser contratados. En mitad del camino atravesamos las obras del ferrocarril que los chinos están construyendo para mejorar las comunicaciones entre el puerto y los puntos de extracción minera.

Ya en Kamabai, en la casa de los voluntarios, montamos el primer "Mundial de Tenis de Mesa" y matamos el tiempo con máxima tensión hasta la hora de dormir.

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