Con cierta pesadumbre amanecíamos, a sabiendas de nuestro último dia de trabajo. El desayuno, más largo de lo normal, con charla matinal con Jose Luis.
Nos ponemos el listón muy alto, pretendemos ver el máximo posible de personas para no sentir que en nuestro último día nos queda nada importante por hacer. Los pacientes pasan rápidamente, como si hoy no hubiera dificultades que quisieran complicarnos el día. Los pacientes citados acuden, incluyendo mi adorable abuelillo con gafas, muy agradecido con el trato. La niña de la polémica por la fractura en la pierna acude para enseñarnos los informes del hospital, parece que la discusion del otro dia tuvo efecto y podrá recuperarse. Los pequeños hoy no presentan ninguna complicación. Estamos contentos.
Llega la hora de comer y seguimos metidos en la clínica. Y cuando menos nos lo esperábamos vienen Guillermo y Maribel acompañados de su hermana Teba (una adorable niña de 1 año) y sus padres, para ofrecernos como regalo dos gallinas vivas en una bolsa de plástico (literal). Decían sentirse muy agradecidos por haberles dado nombre a sus hijos adoptivos y por estar cuidándoles. La sorpresa nos resulta muy entrañable, aceptamos de muy buen gusto el regalo y les atendemos con la mejor de nuestras sonrisas. Me quedo embobado jugando con Teba mientras Guille administra la medicación a los peques.
Después, les llevamos a su poblado y nos vamos de paseo a una preciosa aldea (Bumban Kendeka) organizada alrededor de un enorme árbol que aqui llaman "Cotton tree", repleto de nidos en su copa. Guille y Marco aprovechan para jugar al futbol con los niños mientras Rubén y yo descubrimos como elaboran el aceite de palma para cocinar.
Tras el agradable paseo, una cena en familia y a preparar la maleta.
Por la mañana, partiremos temprano a Freetown, empezando nuestra nueva aventura de viaje de vuelta. Esperamos veros pronto.

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