A las 7:30 ha sonado el despertador y aunque no lo he escuchado por los tapones que uso para dormir, instintivamente me he despertado poco después.
Carlos ya me esperaba para desayunar.
La gente viene muy asustada a la clínica y aunque intentes tranquilizarles, no pierden esa expresión de temor durante toda la consulta. Después se marchan sin demasiada efusividad, como quien sale de hacer unas fotocopias y se dirige a hacer cualquier otra cosa. Me sorprende el que no tienen el role de enfermo que tenemos los blancos.
Por la tarde una fuerte lluvia nos ha acompañado durante varias horas, por lo que sólo hemos tenido un paciente. Así que hemos aprovechado para ir a los almacenes a rescatar fármacos útiles de entre las decenas de cajas de fármacos que permanecen guardadas a la espera de alguien sepa utilizarlos.
Finalmente coger fuerzas y charlar con Marco. Mañana más.

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