El día de hoy ha amanecido diluviando. "Otro día horrible de éstos" pensé escuchando la lluvia desde mi habitación. Pero en menos de 30 minutos se convirtió en un maravilloso día soleado.
La mañana transcurrió sin incidentes, con los clásicos niños con conjuntivitis o fiebre y los adultos quejicosos (todos ellos con su razón), y algún que otro recomendado que avisamos ayer en Kassassie.
El momento del día ocurrió al mediodía. Estábamos terminando de degustar un guiso de pescado con arroz mientras escuchábamos anécdotas de José Luis, cuando en el exterior escuchamos los lloros de un bebé. En seguida, salimos a ver qué sucedía. En la puerta de casa había una ex-enfermera que traía dos bebitos de 24 días en sus brazos y que parecía que tenían una semana. Su historia es bastante trágica, la madre murió dando a luz a estos mellizos y, desde entonces, la familia no ha querido hacerse cargo, hasta el punto de que les iban a abandonar, momento en que, afortunadamente, apareció nuestra heroína dispuesta a hacerse cargo de esta pobres criaturillas.
Nuestra labor únicamente ha sido la de entregar leche en polvo y explicar cómo y cuánto debía de alimentar a los pequeñines. Eso sí, la primera toma la hicimos aquí, y dio bastante gusto ver cómo se aferraban con ganas a la tetina a pesar de su debilidad tras muchos días de alimentarse sólo con agua.
Al igual que para mí hoy, para ellos todo ha comenzado horrible, ahora esperemos que, igual que a mí, a ellos les vaya genial en adelante.

Gran idea la del blog guille!!Me lo acabo d leer entero!!!Cuidate tio,un abrazo
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